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A la hora de desecar alimentos, los deshidratadores a veces deben funcionar durante mucho tiempo. Por eso, debe asegurarse de que el suyo esté a la altura de la tarea por hacer. Los deshidratadores de alimentos Luvele han sido diseñados con materiales excepcionales y poseen un funcionamiento superior. Los nuestros son los deshidratadores «domésticos» más potentes del mercado, ya que están fabricados con plástico de PP opaco de calidad superior, libre de BPA, ftalatos y plastificantes. Garantizamos que no se derretirán.
Los motores de nuestros deshidratadores de alimentos han sido probados exhaustivamente y están diseñados para funcionar a una temperatura ligeramente superior a los 75 ºC, que es la temperatura recomendada por el FSIS (Servicio de Inspección e Inocuidad de los Alimentos del Departamento de Agricultura de los EE. UU.) para prevenir posibles enfermedades como Salmonella y Escherichia coli (E. coli).
Un deshidratador de alimentos es un dispositivo que elimina la humedad de los alimentos para preservar y extender su tiempo de conservación. Los deshidratadores de alimentos utilizan una fuente de calor y un flujo de aire para reducir el contenido de agua de los alimentos, que es habitualmente alto: entre el 80% y el 95% en frutas y vegetales, y entre el 50% y el 75% en las carnes. La eliminación de la humedad de los alimentos reduce su peso e impide que las bacterias prosperen y los echen a perder.
Los elementos básicos de un deshidratador de alimentos habitualmente son: un calentador, un ventilador, orificios de ventilación para que circule el aire y bandejas para colocar los alimentos. Estos elementos funcionan de forma simultánea durante horas aplicando un flujo de aire y una temperatura constante hasta que el alimento llegue a un contenido de agua sustancialmente inferior, normalmente de menos del 20%.
La mayoría de los alimentos son deshidratados a temperaturas de 130 ºF o 45 ºC, aunque las carnes para cecina deben deshidratarse a una temperatura más alta, de 155 ºF o 68 ºC, o ser precalentadas a esa temperatura, como medida de protección contra posibles agentes patógenos.
